Si ojeamos los diarios y vemos
alguna opinión sobre la Energía Nuclear, deberíamos indagar su procedencia y
consistencia. Mayoritariamente la asocian, lamentablemente, solo a aspectos
militares o de armamentismo. Porque efectivamente en la historia lo que mas se
recuerda son los proyectos relacionados con ella, como el Proyecto Manhattan (EUA)
y la bomba atómica.
En esas épocas la prioridad estaba dirigida hacia la
seguridad y poco hacia el cuidado del medio ambiente, produciéndose inmensos
pasivos, y altísimos costos, como es el caso de Alemania Oriental, que en su
momento era el proveedor de uranio enriquecido para la URSS. Algunas áreas aún
continúan con este problema en Rusia.
Otro elemento que permitió la afectación
al medio ambiente, fue la carencia de normas regulatorias suficientemente
fuertes que asegurasen la explotación del combustible nuclear (prospección,
explotación, enriquecimiento y repositorio) acorde con la conservación del
medio ambiente a niveles aceptables y hasta deseables.
En la actualidad para obtener la
licencia de construcción de una planta nuclear se considera el ciclo de vida
completo de la instalación, incluyendo la gestión de los elementos combustibles
gastados y también el proceso de decomisionamiento o desmantelamiento que
alcanza los aspectos de remediación del medio ambiente. Luego del cierre de una
central la naturaleza debe quedar tal como antes de haberla instalado. Todos
estos aspectos se toman en cuenta en la etapa de planeamiento y deben ser
considerados en el costo total.
Sí los tiempos han mudado desde
la óptica estrictamente de seguridad hacia la conservación ambiental. Surge
también otro aspecto, que los tiempos actuales ponderan, es la perspectiva del
mercado (de la demanda internacional) lo que obliga un cotejo de viabilidad
económica, y la comparación con otras fuentes de energía, por lo que estas
también debería considerar sus costos ambientales, como es la inundación de
extensas áreas cuando se construye una central hidroeléctrica o la emisión de
CO2 para el caso de centrales de carbón o petróleo.
También los tiempos actuales
exigen ver que, en el ámbito internacional la energía nuclear cubre diversos
porcentajes del total de los requerimientos. Francia 76%, Lituania 64.4%,
Eslovaquia 27% , EUA 19.4%, en países emergente como Brasil, India y China,
menos del 3%. Así que no debería llamar la atención que estos países
emergentes, de cara a su desarrollo, sean los que van a presentar mayores
expansiones en el uso de la energía nuclear.
En el caso Brasilero se habla de
algunos reactores hasta el 2050. Es decir que es natural que estos países
pretendan tener porcentajes comparables con los países desarrollados si
pretenden tener sostenibilidad en su crecimiento industrial y de bienestar.
Siguiendo la línea del mercado,
el costo de uranio ha pasado la libra de 10$ a 100$, lo que ha provocado un
surgimiento de empresas en diversos países, talvez insospechados por su escaza
presencia en la producción de uranio, tal como el Perú. Esta situación ha
llevado a la aparición de empresas jóvenes que podrían llegar a países
“jóvenes” en estos temas, carentes de marcos regulatorios consolidados y
exigentes, y posteriormente provocar situaciones indeseables de manejo de las
radiaciones y afectación del medio ambiente.
Esto ha puesto a la comunidad
nuclear algo incomoda y preocupada. Por lo que el organismo internacional de
energía atómica, conjuntamente con países de amplio dominio regulatorio y
tecnológico nuclear y organizaciones no gubernamentales interesadas en la
industria nuclear, se han reunido a fin de elaborar códigos de conducta,
principios de buenas practicas y particularmente mecanismos de transferencia de
conocimientos.
Reconociendo que el aspecto
peculiar de la energía nuclear es ser un negocio altamente sensible y
globalizado, que si algún accidente ocurre en algún país, sus consecuencias
afectarían a todo el sector nuclear en el mundo entero, es que se hace
necesario establecer normas o principios universales que garanticen la
seguridad de los trabajadores y del publico. También es de responsabilidad
corporativa de establecer políticas y estrategias para enfrentar el problema de
los desechos radioactivos.
Todos estos aspectos en el
momento actual le dan un contexto diferente a los vividos en décadas pasadas.
En el caso peruano, no ha realizado aun un debate extenso y necesario sobre
temas importantes como: el papel del estado en el manejo de los materiales
nucleares, y la participación del sector privado; o si la entidad regulatoria
debería ser mas independiente y dejar el IPEN; o frente al uso de la energía
nuclear discutir el tratamiento de los desechos radioactivos, que no solo son
los que se producirían con los elementos combustibles de la central, sino
también los producidos por la industria, servicios médicos y fertilizantes.
Temas tan complejos e
interrelacionados como ellos es posible que a muy corto plazo nos obligue a
formar maestrías en gestión nuclear frente a la oferta actual y demanda futura.
Estos retos y discusiones competen al estado, las empresas y la sociedad. Que
deben confrontarla sobre la base de información científica y técnica, afín de
no promover temor si se usara información incompleta y superficial. El hecho
que no se hayan dado estas discusiones muestran la carencia de espacios donde
la confrontación técnica se manifieste, como son las universidades y colegios
profesionales, y que desde allí la sociedad pueda tomar decisiones mas
fundamentadas.
El Mirador Nuclear
Lima, 20 de setiembre de 2008
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